Esta edición de Río Negro parece no diferir demasiado del día de la marmota para aquellos que presencien en directo las llegadas del grupo puntero de K2. Pinta y Mozzicafredo volvieron a vencer la sexta etapa, seguidos por los hermanos Scalesi y, de nuevo, la boya sobre la que estaba previsto virar para acabar la etapa contracorriente decidió no presentarse a la cita, soltándose descontrolada río abajo y haciendo que las protestas y mal ambiente aflorasen de nuevo en la meta. Sin duda que este déjà vu (sucedió lo mismo en la tercera etapa) hace reflexionar a la organización sobre la forma de encarar los finales de etapa en la edición del año que viene.
Por su parte, los K1 están sí pendientes de una trepidante última etapa en la que se decidirá el vencedor. Ayer, Daniel Dal-Bo volvió a imponerse y recxortar su desventaja, ayudado por la caída al tercer puesto de la etapa de Diego Ortega, superado por un Jonathan Calvo que se pone líder provisional. Está por ver si los dos minutos de retraso que Dal-Bo tiene en la general pueden caer a lo largo de los 34 km. de la última etapa o si sus rivales conseguirán aguantar su ataque y llevarse la tan ansiada victoria final.
Esos 34 km. finales llevarán a los esforzados palistas hasta la localidad de Viedma, con dos porteos obligatorios, dando así por concluida una edición más de la regata más larga del mundo por etapas.
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