Muchas carreras, muchas circunstancias, muchos países, pero también mucho talento el que se pudo ver la semana pasada en el Cameponato de Europa de velocidad juvenil y sub23 celebrado en la pista de Poznan (Polonia). Una amplia representación española estuvo presente y volvió con un botín de 7 medallas, un oro y dos platas en categoría junior y una plata y tres bronces en sub23.
Sin duda, la estrella del campeonato para nuestros colores fue el K4 juvenil formado por Enrique Adán, Pedro Vázquez, Pelayo Roza, y Albert Martí, quienes lograron un oro largamente esperado en una disciplina cuyos resultados no han sido nunca excesivamente buenos en los últimos años. Con un tiempo de 3'01" dieron un puñetazo sobre la mesa para mostrar que no tenemos por qué perder la fe en el futuro acerca de tener una embarcación de equipo que nos permita soñar con cotas más altas, al igual que hicieron en sub23 Íñigo Peña, Rodrigo Germade, Óscar Carrera y Rubén Millán, quienes lograron también una plata en el K4 1.000 ante unos inconmensurables eslovacos, que se llevaron el oro. Sin embargo, después de tanto tiempo llevarse un oro y una plata en esta disciplina es algo con lo que pocos se atrevían a soñar.
Un junior, la gran estrella española fue Pelayo Roza, quien sumó una segunda medalla al ser subcampeón de Europa en K1 500, tan sólo batido por el húngaro Szabolcsi. La tercera medalla juvenil fue la plata de Adriana Paniagua en el C1 200, lo que indica la predisposición de España y sus palistas a no quedarse atrás en la carrera por ir dominando una nueva disciplina en la que, como sucede en hombres, los países del este van marcando la pauta.
En cuanto a los sub23, a la ya mencionada plata del K4 hay que añadir tres bronces, siempre dulces: los dos de Diego Romero en el C1 500 y C1 1.000 y el de Rodrigo Germade y Óscar Carrera en el K2 500. El canoísta gallego sigue demostrando que es una gran baza de futuro, mostrándose siempre sólido y constante en sus competiciones y logrando resultados que ya apuntan a una consolidación en el panorama internacional a base de medallas. No en vano ha compartido en el 1.000 podium con Martin Fuksa, el joven checo que parece estar llamado a ser el abanderado de una nueva generación que sustituya a los Cal, Vajda, Brendel, etc...
Quizás se hubiera podido esperar alguna medalla más, o más bien de algunos otros representantes, que no tuvieron su día en un Poznan frío y ventoso. Aún así, no creo que a Marcus Cooper se le pudieran exigir medallas, máxime teniendo en cuenta que en su debut en la categoría sub23 se enfrentaba en K1 a olímpicos como Kirchev, Tomicevic, Havel, etc... Algo parecido sucedió con Miriam Vega, quien quizás sí tenía las miras puestas en el podium y no acabó de encontrar su mejor palear en este campeonato. Sin embargo, los grandes campeones no se forjan sólo a base de victorias, sino también de todo lo que pueden aprender en sus derrotas, por lo que estamos seguros de que nuestros palistas emergentes volverán en las siguientes competiciones mucho más experimentados y motivados.
Por otro lado, entre las sorpresas positivas, el gran papel de Sergio Vallejo en el C1 juvenil, aunque no pudo verse recompensado con alguna medalla en medio de la legión de canoístas del Este, así como Sara Ouzande, que dejó bien alto el pabellón grupista con un quinto puesto en la final del K1 200, cerca del oro de la danesa Jørgensen.
Con más tiempo, sería estupendo poder seguir más de cerca a todos estos piragüistas, entre los que están los futuros campeones olímpicos, así como poder detenerse en otros detalles que nos deja esta campeonato, como el doble oro del K2 200 hombre junior, donde ni la foto finish pudo discernir entre los húngaros y los rusos, así como el extraño caso de la danesa Emilie Petersen (por cierto, muy buen equipo el danés juvenil) quien después de liderar toda la final del K1 1.000, paró a falta de unos 150 metros y se fue al agua, aparentemente exhausta.
Todos los resultados los podéis consultar en este enlace.
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