La
pista de Welland (Ontario, Canadá) fue el escenario hace diez días en el que
las futuras y algunas ya presentes estrellas de la velocidad se jugaron las
medallas en el Mundial Junior y sub23. Nombres como los de Josef Dostal (CZE) o
Andrey Kraitor (RUS) ya empiezan a reclamar su lugar en las competiciones
absolutas y lo han refrendado con muy buenas victorias en sus pruebas de este
mundial, mientras que en las categorías juveniles asoman ya la cabeza las que
podrán ser las figuras del futuro, como Emma Jørgensen (DEN).
La nueva joya de Maribo, Emma Jørgensen |
En
cuanto a la participación española, más que sobresaliente el papel de la
juvenil Sara Ouzande, palista del Grupo Cultura Covadonga. La joven gijonesa,
que cumplía 17 años esta misma semana, se alzó con dos subcampeonatos
mundiales, uno de ellos en el K1 200 tras la meteórica Jørgensen, que parecía salida de
otra categoría. Ouzande repitió presea en el K2 500 junto a su compañera de
club Miriam Vega, una pareja que ya dio muestras de su poderío en el pasado
Campeonato de España y que ha refrendado con una plata mundialista su gran
estado de forma.
Las otras
tres medallas españolas vinieron del lado de los hombres. La medalla de bronce
de Sete Benavides en el C1 200 era esperada y aunque tan sólo el ruso Andrey
Kraitor (bronce europeo absoluto hace dos meses) y el canadiense Jason McCoombs
se le adelantaron en una final apretadísima, excepto por el holgado oro de
Kraitor, puede dar la impresión de que nos sabe a poco. Benavides está ya en
ese nivel en el que se esperan siempre medallas tras un bronce en un mundial absoluto,
victorias en Copas del Mundo y un cuarto puesto olímpico. Es el arma de doble
filo, pero que sin duda le lleva a ese gran nivel en el que está y del cual se espera
algún día un oro absoluto. A su edad no le faltarán multitud de oportunidades
para conseguirlo y Duisburg es la próxima.
Otro
bronce sobre la misma distancia pero en el K1 sub23 fue el de Carlos Garrote,
otro baluarte de la fenomenal generación de velocistas jóvenes que tenemos. El
bronce fue compartido con el búlgaro Kristian Duchev, pues ni la foto finish
fue capaz de ver diferencia alguna entre sus proas. Por delante de ellos, dos
pesos pesados ya en la velocidad como son Nikolaev (RUS, oro) y Miklós Dudás
(HUN, plata). Y no menos mérito tiene la medalla del zamorano cuando vemos que
quinto quedó el que a priori podía parecer el favorito, el serbio Marko
Dragosavljevic, que ya esta primavera se había hinchado a ganar medallas en
categoría absoluta, incluidas dos platas en los europeos de Portugal y tres
oros en las Copas del Mundo y Juegos Mediterráneos. Da una idea de lo disputada
que fue esta final el hecho de que los seis primeros entraron en tan sólo 17
centésimas.
Adán, Roza, Martí y Vazquez tras proclamarse campeones de Europa en Poznan |
Finalmente,
nuestros Hombres Junior consiguieron la medalla de plata en el K4 1.000,
superados tan sólo por los imparables húngaros, que les metieron tres segundos
enteros a las embarcaciones que se jugaron las otras dos medallas. Sin embargo,
Pelayo Roza, Pedro Vázquez, Albert Martí y Enrique Adán demostraron su gran
momento imponiéndose en la línea de meta a rusos y checos para llevarse un
merecido subcampeonato mundial que no hace sino refrendar el gran trabajo que
está haciendo este grupo junto a su cuerpo técnico en el Centro de
Tecnificación de Trasona. Y sobre todo nos hacen albergar nuevas y fundadas
esperanzas en esas embarcaciones de
equipo como el K4 del que llevamos esperando nuevas medallas absolutas desde los
80.
¿Ponemos
algún pero? Bueno, más desde el corazón que desde los datos, quizás todos
echamos de menos algún oro, aunque sólo sea por el orgullo de decir que sonó el
himno español. O quizás mayor presencia en la larga distancia, donde Marcus
Cooper o Diego Romero necesitan aún un poco de rodaje frente a los morlacos que
tienen ahora en sus categorías. Y tras oros en pasados mundiales juveniles en
K1, como el de Paco Cubelos (o más atrás Miguel García, Diego Cosgaya…), quizás
tenemos el listón de exigencia muy alto. Sin embargo, aunque el entorno no es
el más favorable, estamos seguros de que se trabaja en la buena línea y de que
surgirán más jóvenes talentos que nos permitirán seguir estando así de
orgullosos de nuestra cantera.
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