sábado, 23 de enero de 2016

Reflexiones acerca de la propuesta de la ICF sobre el piragüismo en Tokio 2020 (y 3ª parte)

(Este artículo es el tercero y último de esta serie. Puedes leer aquí la parte 1 y la parte 2)

Bueno, llegados a este punto, quedamos en que íbamos a revisar los intereses más a pie de calle, los que parece que ya no controlan los de marketing de Coca-Cola (mentira... Y quien dice Coca-Cola, también dice Red Bull o cualquier otra marca que se os venga a la cabeza. Española no, ahí sólo pincha y corta el Banco Santander).

Aquí yo me he hecho un mapa mental que divide el mundo en dos. Dos grandes ejes de poder, uno a favor de dejar la cosa como está y otro a favor de cambiar y dar sobre todo mucho mayor peso en la decisión a la paridad de género. El primero lo conforman Gran Bretaña y Rusia. El segundo, Canadá y Australia. Esta división no es ficticia ni caprichosa. Cualquiera que sigáis con regularidad las publicaciones del mundo del piragüismo, desde editoriales hasta las redes sociales, youtube, etc., podréis ya adivinar por dónde van los tiros, yo no voy a descubrir hoy la pólvora. Mucho de lo que voy a exponer aquí ya es sabido desde hace tiempo, pero al menos intentaré agruparlo para que se pueda entender de la forma más clara posible.

¿Por qué Gran Bretaña y Rusia pretenden no dar mayor peso a las mujeres? Porque eso se cargaría varias de las disciplinas de hombres. En el caso del K2 200 y del C2 Slalom la cosa ya parece clara, en Río se darán las últimas medallas en estas carreras. De hecho, el K2 200 era una carrera debutante en Londres, sustituyendo al K2 500 que tan bien se nos dio en Pekín a España. Bien, volvamos entonces por unos instantes a Londres 2012. ¿Quién dio la mayor exhibición de poderío de todas las Olimpiadas, para mi gusto? Dos señores llamados Yuri Postrigay y Alexander Dyachenko. ¿De dónde son? De Rusia. En esa misma carrera, el bronce fue a parar a otros dos habituales de los podiums en 200, Liam Heath y Jonathan Schofield. Británicos, para más señas.

Pasemos al C2 Slalom. Oro para Timothy Baillie y Etienne Stott, plata para David Florence y Richard Hounslow. ¿De dónde son estos cuatro palistas?...
De Gran Bretaña. Ese día le dieron a su país una de las jornadas más gloriosas que recuerdan. A la mañana siguiente, los niños de medio país ya no querían ser delanteros del Manchester United, querían subirse a un C2 y tirarse por un río. Históricamente, Rusia y Gran Bretaña han sido más propensos al éxito en categorías masculinas y, salvo, excepciones, no han tenido a los equipos femeninos a la misma altura. Así pues es lógico pensar que no les guste ahora tener que agarrar a todos sus palistas de 200 metros o de canoistas y decirles: "Mirad, chicos, que a partir de ahora todos al K1 o al C1 y a pegaros, que sólo va a ir uno a las Olimpiadas". Más sangrante es el caso de los canoistas de 200 metros, que directamente se quedan sin carrera. ¿Cuál fue el podium de Londres 2012? Cheban, Shuklin y Shtyl. Ucrania, Lituania y Rusia. Los países de influencia rusa (todos los pertenecientes a la antigua URSS) se ven también en la misma situación que los rusos. Pues hala, a dedicarse al 1000 a partir de ahora, que se os acabó el chollo. Y salvo Bielorrusia, ninguno tiene un equipo femenino a la altura del masculino. ¿Os imáginais a Rusia volviendo de unas Olimpiadas sin rascar ni una medalla? Los rusos tampoco. El entrenamiento que le van a meter a partir de ahora al C2 1000 será para temblar y no de frío, precisamente. Al menos hasta que se lo carguen también después de Tokio 2020, vais a ver.

En este caso podríamos meter también a España. Aunque quizás no debería decir esto, pensar que en 4 años podemos sustituir las opciones que ahora nos dan los Benavides, Arévalo, Toro o Garrote por otras opciones igual de válidas femeninas tras la previsible marcha de Teri Portela... Yo no lo acabo de ver hoy por hoy, con todo el dolor de mi corazón. Otra cosa es el Slalom, donde las chicas sí están a una buena altura y consiguiendo medallas, como el caso de Maialen y Nuria Villarrubla, las únicas que saldrían ganando con el cambio (Nuria además tiene edad para estar presente en varias olimpiadas más con garantías). ¿Cuál es la opinión de España al respecto? Oficialmente no se sabe ni se espera. Perurena es español, que no se nos olvide. Oir, ver y callar (yo, personalmente, sé de qué estoy hablando, pero ésa es otra historia).

Bien, y pasemos ahora a los que están a favor de los cambios y sobre todo de buscar la paridad de sexos. ¿Qué tienen Canadá y Australia en común aparte de la Reina de Inglaterra? Podríamos decir que no tanto, aparte de van Koeverden y Wallace. Sin embargo, cada uno de esos países por su lado tienen el mismo interés, el de la inclusión de la canoa femenina. Cuantas más competiciones para chicas en canoa mejor, piensa Canadá. Como inventores de esa embarcación, tienen una gran tradición y, gracias a ello, la mujer monta en canoa desde hace mucho más tiempo que en cualquier otro lugar del mundo. Por lo tanto, tienen medio camino ya recorrido y, cuanto antes entren las competiciones de canoa femenina en el programa olímpico, antes podrán empezar a rentabilizar su capital. Nuevas medallistas, más publicidad, más fondos del comité olímpico canadiense, etc. etc.. Si para eso hay que cargarse varias disciplinas masculinas, están más que dispuestos a pagar el precio, el cambio les sigue compensando con creces. Pero sobre todo les interesa que sea rápido, cuanto antes. Porque saben que es cuestión de tiempo que los paises del Este de Europa pongan a sus grupos de féminas en canoa hasta que estén al nivel de los hombres. Y ahí se le puede acabar el chollo a Canadá. De hecho, en el mundial de Milán, en las dos competiciones en liza (C1 200 y C2 500), Canadá ya no cogió medalla. Para ellos este cambio ya llega muy tarde, pero siguen siendo sus máximos valedores.

Mientras tanto (y sé que esto que voy a decir es muy políticamente incorrecto), están capacitados para montar un C4 que no se salga de las calles, cosa que no todos los países pueden decir. De ahí, su propuesta a la ICF (cuadro de la derecha), que era mucho más agresiva que la finalmente elevada al COI. Misma distancia y mismos barcos para hombres y mujeres. De pronto, Canadá sube enteros en la clasificación por naciones, sobre todo teniendo en cuenta que no tienen a la vista un sustituto para Adam van Koeverden, su gran valor de los últimos 12 años. Puede parecer que se les ha ido la pinza. De hecho, a todo el mundo se lo parece, pero... ¿y si les sale bien?

Obviamente, ellos se escudan en la paridad de género. Es un fin muy loable, de hecho, como dije el primer día. En la sociedad actual es un tema indiscutible. Ojo, la igualdad, no la paridad, que son términos distintos. La igualdad quiere decir que todos tenemos las mismas oportunidades. La paridad quiere decir que 50% hombres y 50% mujeres. Eso a veces no da las mismas oportunidades a todo el mundo. Me explico: En un baile de fin de curso se escoge a un rey y a una reina. Eso es paridad, 50% de cada. Pero resulta que es en una Facultad de Filología Hispánica, donde hay un 80% de mujeres y un 20% de hombres. Es quiere decir que un hombre tiene una probabilidad 4 veces mayor de salir elegido rey. Paridad, pero no igualdad de oportunidades.

Igual me estoy columpiando, pero me temo que aún (y tristemente, también lo digo) el número de fichas masculinas en nuestro deporte supera ampliamente al de fichas femeninas. Y ya no digo nada si hablamos en términos de practicantes de canoa. ¿Por qué las oportunidades de ir a una Olimpiada han de ser de 1 a 1.000 para una chica canoista por 1 a 10.000 de un chico? Porque lo contrario es políticamente incorrecto. Y sigo dejando claro que esto para nada quiere ser una cortapisa por mi parte para las chicas. No, para nada. Desde que la canoa femenina ha entrado en los mundiales, todos hemos visto cómo se han multiplicado las chicas que se han animado a competir en canoa. Eso es muy bueno para el deporte y, sobre todo, para el futuro del deporte. ¿Pero por qué tiene que ser a costa de cargarse los sueños de tantos chicos de su misma edad? ¿Por qué esos chicos tendrán que ser poco menos que Supermanes para poder colarse en unas Olimpiadas?

Es más, ¿por qué no es olímpica la natación sincronizada masculina? ¿Es que no hay por ahí algún chaval que la practique? ¿No tienen derecho a su desarrollo como deportistas? Estoy seguro de ello, pero una vez más con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho. Vete a decirle a la Federación de Natación que tienen que incluirlo, a ver qué dicen. Y que, además, para ello tienen que cargarse el 4x100 relevos estilos. Por encima de su cadáver. Eso por no hablar de intentar que el equipo olímpico de atletismo de Arabia Saudí lleve a un 50% de hombres y otro 50% de mujeres. Y además, ellas con los bikinis de las atletas femeninas occidentales (otra cosa que jamás entenderé). A ver quién es el torero que lidia ese morlaco.

Así pues, en lo que se refiere a la pista, el tema está que arde. En cuanto al Slalom, la cosa está mucho más clara. Adiós a los C2 y todo el mundo en K1 o C1. Mismo número de hombres que de mujeres. Paridad total. Está clarísimo que en Tokio ya será así. Y aquí es donde entraba Australia. Jessica Fox fue medalla de plata en K1 en los JJOO de Londres con tan sólo 18 años. La hija de Richard Fox, que ya fue olímpico y campeón mundial representando a Gran Bretaña, su país de nacimiento, es una de las figuras emergentes del slalom. Y no está sólo ya consagrada en K1, sino que resulta que en C1 es mejor aún. De hecho, en el último mundial ya logró el doblete, campeona del mundo en K1 y C1.

Como dicen las empresas de brokers en bolsa: "resultados actuales no garantizan resultados venideros". Pero sí que aumenta el techo de aspiración. Las probabilidades se duplican. Esto quiere decir que si a Jessica Fox le quedan, pongamos, al menos cuatro Olimpiadas (llegará a las de 2028 con 34 años), ya no aspirará a ganar cuatro medallas de oro, sino siete, ya que desde 2020 tendrá también la posibilidad del C1. Después las ganará o no, que el resto de participantes no son mancas. Pero automáticamente sus posibilidades de éxito aumentan un 75%. La apuesta sube, pero el premio también. De hecho, no es sólo que se aspire a tener la estantería con una impresionante colección de medallas. También el prestigio que se adquiere. Todo el mundo recuerda a Mark Spitz por ganar 7 oros. Si hubiese ganado 3, nadie se acordaría hoy de él. Y con el prestigio y las medallas vienen las becas, que se cobran a modo de sueldo y son renovables anualmente. Y también los contratos publicitarios, por descontado. Ah, y espera, que Australia también es uno de la veintena larga de países que otorga premios en metálico por las medallas olímpicas. A día de hoy, 126.000 dólares por un oro. Así pues, ya no jugamos sólo por 7 medallas, sino también por 882.000 dólares. Yo hay días que no los gano, ¿eh?  Insisto: después hay que sudar y sufrir como nadie para ganarlo. Pero la motivación ha crecido.

Y puede que sea una casualidad tremenda, pero Jessica Fox está patrocinada por una bebida energética con burbujas que da alas. Yuri Postrigay, no. De hecho, si alguna vez habéis echado un vistazo a su cuenta de twitter, el ruso no es un imán para publicistas de esos que definen los programas olímpicos.

No sé si a estas alturas he aclarado cosas o las he embarullado aún más, pero para finalizar sólo un apunte más, que indica a las claras que aquí nadie es bueno ni malo, sino todo lo contrario (incluido yo, que quiero a toda costa que sea olímpico el K1 700 para calvos de menos de 80 kg. nacidos en julio del 74). Ese apunte es que Richard Fox, el padre de Jessica Fox, no fue reelegido vicepresidente de la ICF en su último congreso bajo la bandera de la igualdad de género en nuestro deporte. Un fin muy loable y, como digo, necesario si no lo confundimos con la paridad, que es lo que está sucediendo en las Olimpiadas bajo la excusa del recorte de gastos. Finalmente, Richard Fox no salió reelegido pese a tener uno de los discursos más coherentes y con vistas de futuro que había en esas elecciones. Quizás pecó de demasiado progresista ante un congreso de dinosaurios. De hecho, muchos de los que ahora están afectados por la eliminación del C2 Slalom estaban a su favor, por ser un hombre que trabajaba en pro del deporte y del cambio hacia el futuro. La pregunta es si su discurso sería el mismo si fuese el padre de Postrigay o de Sete Benavides, por ejemplo.

Y ahora, como buen amante del suspense, un último giro final: Richard Fox llegó a ser vicepresidente de la ICF. Pero en su último congreso, fue sustituido en votación por Joao Manuel Da Costa Alegre, presidente de la Federación de Remo de Santo Tomé y Príncipe, país que en toda su historia sólo ha aportado un olímpico al piragüismo. Fue un chaval de 17 años llamado Alcino Silva y que quedó eliminado en primera ronda de Pekín 2008 tras marcarse un 4'28" en el K1 1000. Desde luego no es culpa suya, insisto, pero ése es el nivel. Por cierto, Joao Manuel Da Costa, en sus tiempos jóvenes, fue jugador de balonmano. Ahora se sienta a la diestra de Perurena.

Y con esto, la merluza abre la boca y se muerde su propia cola.

Para finalizar, y como amante de este deporte, os dejo un vídeo de lo que podremos disfrutar por última vez este verano en Rio a nivel olímpico. Mientras lo véis, pensad en que, al final, los únicos que van a sufrir todo esto sin tener la culpa de nada son los pobres chavales que con toda la ilusión del mundo pasan frío en una piragua al salir del colegio porque lo que les gusta es el deporte y divertirse con los amigos. A muchos de ellos, con el tiempo, sólo les quedará eso, la diversión.

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2 comentarios:

  1. Y aquí las grandes de verdad...Alemania y Hungría...calladas???
    Y este energúmeno de apellido Perurena no recuerda porque está ahí...por el piragüismo, no por usar rodilleras...

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    1. Con Alemania y Hungría pueden pasar dos cosas: 1) que tengan una opinión pública pero no traducida al inglés o al francés, con lo que gente como yo no nos enteramos de la fiesta. Esos dos idiomas aún se me escapan. 2) Que con su mentalidad centroeuropea y de grandes potencias históricas digan "a mí como si hay que remar en un K3 de espaldas, dame 4 años que agarro a 10.000 chavales de instituto y de ahí saco 10 campeones olímpicos sí o sí".

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